
Los dioses olímpicos, los héroes griegos, las guerras interminables, los regresos aciagos, todo el corpus mítico griego se lo debemos a Homero. A través de él conocemos el universo de los antiguos griegos, simplemente por lo que mencionó.
Porque si bien Homero no se extendió en muchos asuntos concernientes a los dioses, o a los héroes, es cierto que pocos fueron los ámbitos mitológicos a los que no hizo siquiera una breve referencia. La investigación posterior hizo que esas meras menciones se ampliaran y se ordenaran formando un conjunto estructurado de conocimientos y creencias que constituyeron ni más ni menos que los pilares de la cultura occidental.
La forma de vida, la estructura social, la religión, la vida y la muerte, son aspectos que Homero cantó en sus dos obras, la Ilíada y la Odisea. La guerra de Troya, la sociedad micénica, los dioses olímpicos, las hazañas de los héroes… Homero empezó a cantarlo y hoy en día seguimos hablando de lo mismo. Es de suponer, entonces, que su importancia tendrá. Atrás quedaron las discusiones acerca de quién fue Homero; si fue en realidad o fue una invención; si hubo un Homero o dos, o unos cuantos; si cantó hechos reales o se los inventó; si la guerra de Troya ocurrió; si Helena….Poco importa.
Lo que importa es que Homero empezó a cantar y nosotros seguiremos por él.